Algunas personas creen que quejarse con frecuencia, en voz alta y con todos los que conocen es una forma de ganar dinero, incluso tienen temas favoritos que repiten cada tanto, como si ese comportamiento les fuera a resolver los problemas. Mejor que coleccionar quejas e inventar nuevas ideas es tomar decisiones y llevarlas a cabo. Si es claro que el trabajo que tienes no te gusta, comienza a buscar uno nuevo o inventa un negocio que en el mediano o largo plazo te permita renunciar.
Si gastas mucho en ropa que luego no usas, cancela una tarjeta de crédito o sal a la calle sin la que tienes para evitar las compras impulsivas e innecesarias. Las quejas a veces sirven para hacer conversación, otras para liberar energía mientras se habla, pero si se convierten en un elemento permanente de tu forma de ser sólo ayudarás a que el círculo vicioso de meterte en problemas – quejarte de ellos – no hacer nada – meterte en problemas, siempre esté presente. Para variar no te quejes todo el tiempo, actúa, aunque sea de vez en cuando.